Ha sido un choque, sí, pero es lo que hay. Donald Trump será el próximo presidente de los Estados Unidos. No vamos a hablar de qué consecuencias pueda tener sobre el equilibrio geopolítico mundial (devaluación del dólar a niveles insospechados, más bombardeos, etc) si su comportamiento como presidente es igual al que ha mostrado en campaña o si se pone a cumplir sus promesas. Nos limitaremos a ver un poco más en detalle qué efectos puede tener sobre la industria del automóvil.
Y es que si pone en marcha algunas de sus promesas electorales en cuestiones de economía, como la renegociación de los acuerdos de libre comercio NAFTA -North American Free Trade Agreement- (entre México, Estados Unidos y Canadá), las consecuencias que tendría sobre la industria mexicana y los fabricantes europeos no son muy alentadoras.
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